Mundos posibles

Artistas: Leonora Carrington, Adela Goldbard, Guitte Daehlin, Jimena Schlaepfer, Cannon Bernáldez, Claudia Lopez Terroso, Mely Ávila, Dulce Pinzón, Laurie Litowitz y Carmen Mariscal
Curaduría de Ana Quiroz y Lucero González

escrito por Ana Quiroz

Es quizás en esta época en los inicios del siglo veintiuno, mucho más que en el pasado, cuando dos palabras como mundos posibles pueden generar tantas ideas de tantos lugares con infinitas posibilidades. Durante los últimos cien años los cambios vertiginosos han desatado la ciencia, la ciencia ficción y los medios de comunicación como una bomba expansiva. Cada día puede variar el significado de la palabra posible o imposible, a veces solo tiene que ver con un punto de vista, lo que es imposible para una persona es la realidad de la otra, la utopía de alguien es el infierno del otro, lo imposible ahora es posible mañana. En el mundo global, las constantes migraciones y la gran hibridización nos han permitido crear muchos mundos ficticios con una gama de sincretismos sobrepuestos que pueden variar de un radicalismo iluminista a los más extravagantes esoterismos aculturados.

Mundos posibles es una exposición que integra artistas de diferentes generaciones y trayectorias, cuyas obras presentan una suma de elementos construyen una visión individual, la posibilidad de un mundo, de un espacio y una realidad por un momento.

Inscrita en la vanguardia surrealista con su inmensa imaginación, Leonora Carrington desarrolló en sus pinturas estos mundos fantásticos de personajes y paisajes simbióticos, una realidad que creó en primera instancia para sí misma. El irrefrenable desarrollo de lo fantástico en el ser humano no ha cambiado quizás solo aumentado. En este mismo sentido Jimena Schaepfler realiza una serie de acuarelas de animales imaginarios. Usando los formalismos de una ilustración científica construye la nueva zoología, una visión aparentemente extrema que permitiría la mutación descontrolada de la especies. Otra posible utopía es creada por Gitte Daehlin en el “Respiro de la Tierra”, estos seres gigantes y alargados hechos en barro representan un nuevo ser mutado, evolucionado con múltiples fuentes de alimento que asume la existencia con un semblante de templanza y paz. El anhelo romántico decimonónico del mundo flota en esta época, como la serie de fotografías de “Botánica” de Cannon Bernaldez donde territorios en suspensión entre naturaleza muerta y paisajes, tienen la reminiscencia y la melancolía de los artistas viajeros del siglo XIX y al mismo tiempo por su calculado tratamiento y su manejo monocromático son una visión personal de la naturaleza que se acerca a una expresión orgánica y petrificada del mundo, cercana a la muerte. Los paisajes construidos de Laurie Litowitz con fotografías de lagos y lluvia componen una realidad fragmentada y melancólica, pero al mismo tiempo fluida y cósmica de los momentos efímeros de la naturaleza. Claudia López Terroso en sus dibujos teje narraciones donde a través de formas libres y gestuales crea un mundo propio, infantil con recorridos, parajes y naves imaginarias.

Algunas artistas como Mely Ávila y Camen Mariscal usan el cuerpo como eje existencial. La sobreposición de capas de imágenes parecen crear un ritual sobre el cuerpo y la identidad del hombre. Mely Ávila utiliza los lunares y las pecas de un individuo para dibujar líneas, unirlas y crear constelaciones encima de la piel, imágenes abstractas o mapas que se forman a partir de la identidad de una persona. Carmen Mariscal en la serie “A través del espejo” usa fotografías de partes del cuerpo sobrepuestas con imágenes de ilustraciones antiguas, donde todo converge en un posible mundo nostálgico y subjetivo de la artista.

Las híbridas escenas construidas de Dulce Pinzón combinan los dioramas y animales disecados de un museo de historia natural abandonado junto con personajes humanos, formando relaciones atípicas y forzadas entre elementos del consumo y paisajes artificiales que se encuentran en una aparente y apacible naturaleza. Finalmente la serie de Adela Goldbard “Construcciones improbables” hace uso de un lenguaje conceptual elaborado, inscribiendo en el paisaje el objeto ajeno, cotidiano y urbano intenta romper la barrera entre lo natural y lo artificial. Algo sorprendentemente extraño, provoca una ficcionalización de la realidad y la resignifica.

Mundos posibles es una exposición que reúne breves visiones de la posibilidad de una existencia distinta.